Si alguna vez os preguntáis que es la Semana Santa de Sevilla, hay una imagen que sobresale entre todas las demás, Sevilla se engalana de manera diferente para recibir a la Esperanza Macarena, que se pasea por las calles de Sevilla con mimo y elegancia, como dice su Capataz Antonio Santiago: Eso es querer a la Virgen.
Aquí algunas fotos del 50 aniversario de la Coronación de la Esperanza Macarena. Jamás nunca hubo tanto gentío en una salida extraordinaria en la historia de la ciudad, fue un antes y un después, las hermandades sacaron sus pasos para recibirla y bajaron a sus titulares de sus altares, algo inolvidable...
Para ese día se le dedicó una maravillosa marcha que 1 año después, ya es un clásico en la Semana Santa de Sevilla. "Como tú, Ninguna"
Uno de los momentos mas emotivos de la Salida extraordinaria fue en la esquina de Relator con Feria, en el corazón de la Macarena, se pudieron vivir momentos inolvidables al cantarle a la Señora el Himno de la Macarena tocado perfectamente por la Banda del Carmen de Salteras.
Quinario del Señor de la Sentencia 2015
En que piensa Sevilla
Besamanos de la Esperanza Macarena 2014
@Edusentencia
Historia de la Hermandad ( www.hermandaddelamacarena.es)
Diego Ortiz de Zúñiga, en sus Anales, relata que en 1593 acude a la ciudad, acompañado de otros hermanos, el monje basilio Fray Bernardo de la Cruz, “insigne en exemplo y virtudes“, para fundar en ella Colegio en “unas casas principales” de la collación de Omnium Sanctorum, que habían sido otorgadas para ello por Nicolao Triarchi, acaudalado griego establecido en Sevilla, “y como Griego de patria y nación, devoto del gran Griego San Basilio“.
Ortiz de Zúñiga, que edita su obra en 1677, debió de errar tanto en las causas como en la fecha de establecimiento de la Orden en la ciudad, puesto que ya se documenta la presencia de monjes basilios en Sevilla al menos treinta años antes.En lo que no se equivocó el cronista es en la importancia del citado Fray Bernardo o Hernando de la Cruz, puesto que el celo que este religioso demostró tanto en la fundación del convento hispalense como en la atención de los enfermos del Hospital de la Sangre sería determinante para su Orden y para el nacimiento u organización de varias cofradías sevillanas, entre ellas la Macarena.

De hecho, resulta muy probable que el fundador se encontrara ya en Sevilla tras dicho reconocimiento, otorgado por el Papa Pío IV en el Breve Apostólico “Piis fidelium Nobis” de 1561, puesto que debe tratarse del mismo Bernardo de la Cruz que se halla, en 1564, auxiliando a los enfermos del Hospital y que participa, junto a “algunas otras personas“, en la redacción de nuevas reglas de la de la Cofradía de la Santa Cruz en Jerusalén.
A la tarea del cuidado y atención de los enfermos se encomienda Fray Hernando de la Cruz, siguiendo la regla de la Orden, que daba extraordinaria importancia a la labor de caridad para con los más necesitados, y para hacerla más eficaz trata de fundar o atraer a alguna Hermandad hacia el nuevo Hospital de las Cinco Llagas o de la Sangre, enclavado en uno de los sectores, el norte, más humildes de la Sevilla del Quinientos.

No es extraño, pues, que fray Hernando no cejara en su empeño de la constitución de una Hermandad que auxiliara en las labores asistenciales del Hospital. Lo intentaría, como es conocido, atrayendo a la del Santo Cristo Humillado, pero lo cierto es que los fines de esta corporación no se adaptaban demasiado a la espiritualidad recogida en la Regla de la orden basilia.

Las Reglas fueron presentadas para su aprobación el 23 de noviembre de 1595, el mismo día de solicitarse la licencia de erección de la Hermandad, junto con un informe elaborado por fray Hernando, que afirmaba: “uisto he esta regla y capítulos della por mandado del señor prouisor y me parecen son buenos y que con la guarda dellos se seruira munho nro señor dios…“. Don Iñigo de Lesiñana, Canónigo, Provisor y Vicario General del Arzobispado, aprobaría al día siguiente la fundación y Reglas de la Hermandad, que seguirían, en esencia, la de los monjes basilios, encaminada a la caridad con los pobres y enfermos y al cultivo del alma a través de ejercicios espirituales y práctica de la penitencia.
El Silglo XVII
Supone una centuria de grandes transformaciones en la corporación. A los veinte años de su fundación, nuestra Hermandad deseó formar parte del renovado fervor cofradiero inspirado en el concepto de misión evangelizadora y de triunfo de la Fe de la Iglesia surgida de Trento, y para ello otorgó poder en marzo de 1615 a Alonso Ruiz de Zamudio, procurador, para que, en nombre de la Cofradía, solicitara al Provisor Gonzalo de Ocampo “ganar licencia para que la dicha Cofradía salga en procesión el Viernes Santo por la mañana de cada año para siempre jamás a hacer estación a la Santa Iglesia Mayor de esta ciudad como las demás cofradías de la Semana Santa“, añadiendo “que la dicha licencia se ponga y escriva en la Regla de la dicha Cofradía“.
Sin embargo, la autoridad eclesiástica no autorizó la salida ni la reforma estatutaria, aunque sí, posteriormente y como es conocido, el que los cofrades de la Esperanza pudieran hacer estación en calidad de encomendados tras el Santo Cristo Humillado, cuya Hermandad, hasta entonces en Omnium Sanctorum, se establece en 1621 en San Basilio.
La aprobación definitiva de la salida penitencial llegaría en 1624, añadiéndose un nuevo capítulo a la Regla: “del modo q an de guardar los hermanos cofrades y cofradas quando todos juntos en su cofradia y hermandad salieren la semana santa a andar la estacion con las demas cofradias“.


En el año 1659 se ejecutó el proyecto de la Capilla propia. El 13 de Julio de 1670, se otorga la escritura de propiedad de una capilla de la Parroquia de San Gil a la Hermandad de la Esperanza. La Capilla se finalizó totalmente en el año 1691 y el altar de la Virgen de la Esperanza obtiene en el año 1684 privilegio del Jubileo de las Cuarenta Horas concedido por el Papa San Inocencio XI y Exposición del Santísimo Sacramento el día de la Invención de la Santa Cruz por la autoridad de D. Ambrosio Spínola y Guzmán, Prelado Hispalense.
La Cofradía de la Sentencia y Nuestra Señora de la Esperanza siguió saliendo en su procesión de penitencia casi todos los años desde principio del siglo XVIII hasta el año 1788, fecha en que dejó de efectuarla porque se ordenó que quedasen extinguidas todas las Cofradías que careciesen de la Autorización Real. Mientras solicitaba y conseguía este requisito -que había que pedirlo por conducto de la Audiencia- se le adelantó la Hermandad de Gloria o Congregación del Rosario, establecida en la misma Parroquia de San Gil y que desde hacía varios años había vuelto a tener vida activa; conseguida la Autorización Real, se presentaron grandes inconvenientes para que la Cofradía de Penitencia fuese aprobada por el Consejo Supremo de Castilla. Al fin, la Cofradía de la Sentencia pudo conseguir que se le autorizase a subsistir, con la condición expresa de su unión con la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario.

El Hermano Mayor Juan Nepomuceno Sarramián y Ordóñez, consigue la incorporación de la Parroquia de San Gil, la Capilla de la Esperanza y la propia Hermandad a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma, por estar erigida en ella la Cofradía de ‘D. N. Jesús Christi morte condemnati et Ssmae. Virginis maride sanctae spei‘. Esta incorporación es aprobada por el auditor de la Sagrada Rota Romana y sancionada por S.S. el Papa Pío VIII.
El 24 de junio de 1855 la Hermandad se apresura a adoptar el juramento de la defensa del Dogma de la Inmaculada Concepción. A mediados del siglo XIX la vida interna de la Hermandad había decaído notablemente hasta el extremo de que en los años 1854 y 1855 no hubo reuniones de hermanos y no se levantaron actas. El día 27 de abril, el Alcalde de la Ciudad, D. Pedro de Vega, acompañado de su escribano, acudió a la Parroquia de San Gil a presidir el Cabildo de la Hermandad, exhortando a los macarenos sobre la necesidad de sacar a la Hermandad del estado deplorable en que se hallaba. En ese mismo Cabildo, cuya citación la efectuó la Autoridad Civil de común acuerdo con la Autoridad Eclesiástica, es elegido Hermano Mayor D. Manuel Perales.
El 31 de Marzo de 1870, Juan Manuel Rodríguez Ojeda es recibido como hermano de la Hermandad. Desempeñó diversos cargos en la Junta de Gobierno y con sus diseños revolucionó la estética de la cofradía y, en general, de la Semana Santa sevillana.
En la Junta de Oficiales de 23 de octubre de 1892 se acuerda nombrar Hermana Mayor Perpetua a S.M. la Reina Regente de España, Dª. María Cristina de Habsburgo y Lorena, con lo que se consigue el título de Real Hermandad. Dª. María Cristina se encontraba en Sevilla para asistir a la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América y acompañada de su hijo D. Alfonso, que contaba cinco años de edad, fue a postrarse a los pies de la Santísima Virgen de la Esperanza. En esta visita fue recibida como hermana de la Corporación.
El 24 de marzo de 1903 se establece una concordia entre esta Hermandad y la de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, por mediación del cardenal Spínola, quedando desde entonces fraternalmente unidas ambas corporaciones.
El 14 de mayo de 1904 visita la Parroquia de San Gil S.M. el Rey Alfonso XIII. Llegó a las diez y media de la mañana, acompañado del Jefe de Gobierno D. Antonio Maura, siendo recibido por el Hermano Mayor y toda la Mesa de Gobierno. El Rey se dirigió al paso de la Santísima Virgen donde oró unos momentos, y dio posteriormente una vuelta a su alrededor para contemplarlo; a continuación juró las Reglas de la Hermandad. En este acto es nombrado Hermano Mayor Honorario.
Fruto de la devoción que despertaba, el 27 de mayo de 1923 se dedicó el Arco de la Macarena a la Virgen de la Esperanza, descubriéndose en dicho Arco un magnífico retablo cerámico obra de Rodríguez y Pérez de Tudela. Eran las seis de la tarde y el Templo de San Gil se encontraba lleno de distinguidas personalidades, entre ellas S.A.R. la Infanta Dª. Luisa acompañada de los infantes. Se organizó la procesión que recorrió las calles del barrio, incorporándose el Arzobispo Illundáin.

Cerca del Arco se había levantado una tribuna en la que se encontraban al llegar la procesión Sus Altezas Reales, Teniente de Alcalde, Comandante de Marina y otras personalidades. A los acordes de la Marcha Real, la Infanta Dª. Esperanza de Borbón descubrió el retablo, bendiciéndolo del Sr. Arzobispo revestido de pontifical. Nuestro Hermano y Capellán Real D. José Sebastián y Bandarán en representación de la Hermandad pronunció un elocuente discurso para hacer entrega del retablo a la ciudad, encargando a su representante lo conservara y defendiera. El Tte. Alcalde, Sr. Bago Quintanilla, aceptó el valioso donativo prometiendo que la Ciudad velaría por la conservación del retablo, congratulándose de pertenecer a esta Real Hermandad. Se terminó el acto con unas sentidas frases del Sr. Arzobispo.




En el año 1933, se comienzan a celebrar las tradicionales sabatinas dedicadas a la Santísima Virgen de la Esperanza según acuerdo de 17 de Octubre de 1932.
En la madrugada del 18 de julio de 1936 se produjo el incendio intencionado de la Parroquia de San Gil Abad y de la Capilla propiedad de la Hermandad. A las doce de la noche, después de un tiroteo intenso, con voces, carreras y golpes, se pudo reconocer que del templo de San Gil se veían salir llamas de todos sus rincones.


El 19 de marzo de 1949 se realizó el traslado de las imágenes desde la Parroquia de San Gil, donde había vuelto la Hermandad tras pasar varios años en la Iglesia de la Anunciación, a su nueva sede en el Templo Macareno, que con el tiempo alcanzaría la dignidad de Basílica Menor.

El día 24 de octubre de 1976 y bajo las órdenes del Capataz Salvador Dorado Vázquez, portaron las andas de la Virgen del Rosario, por primera vez, los hermanos-costaleros de la Hermandad, lo cual supuso un éxito inenarrable. Posteriormente también portarían los pasos de la Sentencia y de la Virgen de la Esperanza.

Con motivo de la Exposición Universal de Sevilla celebrada el año 1992 la Basílica de Santa María de la Esperanza Macarena se constituye en sede del Pabellón de Sevilla. El Convenio es firmado por el Hermano Mayor de la Macarena, D. José Luis de Pablo-Romero y Cámara, por el Comisario de Sevilla, D. Jesús Aguirre, Duque de Alba, y por el Alcalde de Sevilla, D. Manuel del Valle Arévalo.
En el año 1995, se celebra el IV Centenario de la Fundación de la Hermandad.

En octubre de 2009 se inauguran los nuevos espacios museísticos del Tesoro de la Macarena, diseñados con un concepto arquitectónico y museográfico contemporáneo que permite la exposición, interpretación y correcta conservación del patrimonio de la Hermandad.
El 14 de septiembre de 2010 la Virgen de la Esperanza preside, en el Estadio de la Cartuja, la ceremonia de beatificación de Madre María de la Purísima de la Cruz, estrechando de esta forma los lazos que unen a esta corporación con las Hermanas de la Cruz y protagonizando una multitudinaria procesión extraordinaria, a la que se estima asistieron en torno a doscientas mil personas.
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